The Clock is Ticking
¡Hola! Hace
tiempo os dije que publicarÃa aquà la historia de puntos de vista de Estrella
dentro de la temática My Winx. Bueno, ya no me enrollo más. Aquà os dejo el
primer punto de vista.
⚖ El Peso del Universo (Punto de Vista I)
Caminaba por el pasillo
de la academia, estaba vacÃo, mis pasos resonaban en el suelo
enmoquetado. Un ruido llego hasta mis oÃdos. Venia de fuera. Mire por
uno de los ventanales de cristal y vi una nave recién aparcada. Eran las
chicas que ya habÃan llegado. Me apresure a salir del edificio cuando
me detuve de golpe por un mal presentimiento, me habÃa dado un vuelco al
corazón. Fue como aquella lejana vez. Ya ni la recordaba ciertamente,
el tiempo...cruel tiempo, me habÃa arrebatado mis recuerdos más
preciados, aunque tristes a la vez.
Salà del edificio y me
encontré con Valentina de frente. No tenÃa ganas de nada hoy, tenÃa
ganas de encerrarme en mi habitación y no salir en tres dÃas. Pero debÃa
ser fuerte, mantenerme fuerte por ellas, por las personas que querÃa y
que requerÃan de mi ayuda.
-Vamos chicas, debemos
empezar con el entrenamiento. No nos podemos demorar más. Cuanto más nos
demoremos. El tiempo se pondrá a favor del enemigo, y eso no lo podemos
permitir.-
Dije seriamente mirando a las chicas que se despedÃan de sus
novios con un beso y se dirigÃan a mÃ.
Ellas necesitaban que yo
las guiara, pero... ¿Quién me guiarÃa a mÃ? SentÃa la balanza del
universo sobre mÃ. Un movimiento en falso y todo se acabarÃa para todos.
No podÃa permitir eso, me tenÃa que mantener en pie por las personas
que me importan. El mal habÃa acabado con casi todo lo que me importaba.
Era como un huracán. Se llevaba todo a su paso. Yo habÃa perdido, pero
no permitirÃa que ellas también lo perdieran como yo.
-Estrella. ¿Antes del entrenamiento puedo pasar por el cuarto de baño?- Dijo Celeste
Arquee una ceja hacia ella.
-Está bien, pero no te demores. Estaremos aquà en el jardÃn.- Dije también mirando a las demás
Hoy tocaba clase
práctica. Por una parte no querÃa que ninguna de ellas me venciera,
porque me hacÃa sentir débil. Lo único que poseÃa yo era mi inteligencia
y mi poder. Si me arrebataban una de las dos cosas, me frustrarÃa aún
más.
-¿Hoy toca clase práctica?- Pregunto Valentina.
Yo la mire y me acerque más a ella y a las demás.
-SÃ, hoy práctica. ¿Quién quiere ser la primera?-
Me transforme y me quede
en el suelo esperando a que ellas se decidieran. Al final la que tuvo
el valor de empezar la primera fue Valentina. La conocÃa perfectamente.
No era santo de mi devoción, pero debÃa dar ejemplo. ¿Qué pasarÃa si
Faragonda se enteraba de que no me gustaba ella? Mi abuela la querÃa
como si fuera su nieta. ¿Me dejarÃa de querer porque no querÃa a
Valentina? ¿Me considerarÃa mala persona? No lo querÃa comprobar. Las
cosas estaban bien como estaban ahora. Aunque mucho me temÃa que las
cosas para mÃ, solo acababan de empezar. La clase trascurrió bien sin
contratiempos. Valentina se rindió, y la siguió Celeste, Dalia y las
demás. Al concluir la clase, todas se marcharon a sus habitaciones. No
sin antes ponerles tarea. Aunque fuera clase práctica, yo siempre era de
mandar tarea para el dÃa siguiente. Mi rutina de clases era siempre la
misma. Griselda me la habÃa inculcado desde que era una joven aprendiz.
-Hola Estrella. ¿Qué tal estas?-
Escuche una voz detrás
de mÃ. Era Avalon. Me gire y puse una sonrisa. Avalon era como un tÃo
para mÃ. Me habÃa visto crecer. Equivocarme, dañarme y convertirme en
una alumna intachable hasta ser lo que soy ahora, una de las mejores
profesoras que han pisado esta escuela.
-Bien, algo cansada. Pero no es nada nuevo.- Dije con una mueca.
El me miro y me sonrió.
-Ya sabes que a
Faragonda no le gusta que estés triste. Ya sabes cómo es el vÃnculo. Es
como un cÃrculo vicioso. Una se pone triste y la otra al rato lo
siente.-
La verdad es que
últimamente Faragonda pasaba de mÃ. Cuando me veÃa por los pasillos ni
me miraba y cuando estábamos en la cena, lo único que hacÃa era hablar
de las hadas elementales. Ya ni me preguntaba qué tal estaba ni nada. Lo
único que hacÃa era pensar en las chicas. No la culpo porque bueno,
ellas son el futuro de la dimensión mágica. De ellas dependÃan que el
bien triunfara o no.
-Me voy a ir un rato a mi habitación a corregir unos exámenes de historia. Nos vemos en la cena.-
Me marche. Avalon se
habÃa quedado algo preocupado. Desde hace unos dÃas, no comÃa mucho ni
tampoco dormÃa. Du Flour también estaba preocupada por mÃ. Incluso
Griselda se habÃa dado cuenta. Mañana hacia dieciocho años de la muerte
de mi madre. Ella murió cuando yo tenÃa dos años. Quizás por eso estaba
de bajón. Subà a mi habitación. Esperaba no encontrarme a nadie. Iba tan
sumida en mis pensamientos que no me di cuenta de que alguien cruzaba
la misma esquina que yo y nos chocamos. Yo caà al suelo y todos los
papeles se desperdigaron.
-Estrella. ¿Te has hecho algo?-
Mire al frente, era
Griselda, a ella también se le habÃan caÃdo unas carpetas. Me ayudo a
levantarme y recogà todos los documentos. Eran facturaciones de Alfea y
exámenes de segundo año de convergencia que habÃa hecho esta mañana para
las evaluaciones de mañana.
-No, solo fue el golpe de caer. No te preocupes.-
Griselda me miro dubitativa y se colocó las gafas.
-Está bien, ten más
cuidado la próxima vez. Faragonda me ve que por mÃ, estabas en suelo y
me lanza el hechizo más potente que tenga.-
Griselda y yo reÃmos.
Faragonda era muy exagerada. Sobre todo con migo. La verdad es que era
extraño su comportamiento hacia mÃ, estos dÃas.
-Bueno, me tengo que marchar, adiós Estrella.-
Griselda se marchó por
el lado contario y yo seguà mi camino hasta la habitación. Me metà en
ella y cerré la puerta. Eche un suspiro. Mi gata me miro desde la cama
donde estaba tumbada.
-Espero que a ti te haya ido el dÃa mejor que ha mi.- Suspire mirando a mi gata.
El resto de la tarde fue
tranquila, corrigiendo y demás. Me marche a darme una ducha para
después ir a cenar. Cuando salà de la ducha, para coger la ropa limpia.
Una gata rosa espectral estaba sentada en mi cama. Mi gatita que estaba
comiendo no la veÃa. Solo podÃa verla yo, era Alfea, el espÃritu de la
academia.
-No te esperaba hoy. Pensé que te habÃas olvidado de mÃ. Como todo el mundo.- Suspire y cogà la ropa.
Me iba vistiendo mientras que Alfea me miraba y me hablaba.
-¿Tienes celos Estrella? No es propio de ti.- Alfea rio débilmente. Lo que podÃa reÃr un gato.
Me enfurecÃ. Yo no
estaba celosa. No me importa lo que Faragonda haga con su vida. Ya es
mayorcita. Si quiere pasar más tiempo con las chicas y en especial con
Valentina, no es mi problema.
-¿Yo? ¿Celos? Estas demente Alfea. ¿Cómo se te ocurre?-
Comente mientras que cogÃa mi bolso para bajar a la cena.
-Te conozco mejor de lo
que crees. Esta celosa, siempre lo has estado. Pero no te culpo, es
culpa mia y del vÃnculo.- Decia Alfea.
La verdad es que tenÃa razón aunque no lo quisiera admitir.
-No me conoces. No me conoces ni la mitad de lo que deberÃas.-
Y dicho esto me marche
de la habitación dejando a Alfea sobre mi cama mirándome dubitativa. Al
llegar a la cena, habÃan llegado Griselda, Du Flour y Wizgiz. Yo me
senté en mi sitio en frente de Du Flour. Ella me cogió las manos.
-¿Qué te pasa? Estos dÃas no estas de muy buen humor.-
En eso, llego Faragonda
con unos papeles en la mano. Yo la mire y gesticule a Du Flour. Me habÃa
entendido perfectamente. Esta se sentó al lado mÃo pero siguió a lo
suyo. Al rato llego Griselda y los demás, incluida Daphne. Esta se sentó
al lado mÃo. La cena empezó, Faragonda no dejaba los papeles ni para
comer. ¿Qué tan importantes serian?
-¿Hoy tampoco vas a comer nada?- Dijo Daphne
Yo estaba jugando con la
comida moviéndola para un lado y para el otro con el tenedor. La verdad
es que hoy tampoco querÃa comer.
-¿Qué más da, Daphne?- Suspire
Daphne me negó con la cabeza.
-No te reconozco. Sé que
mañana hace dieciocho años de lo de Marlene. Pero...no debes ponerte
asÃ. Ella no lo hubiera querido.- Comento Daphne.
Lo bueno era que nadie nos oÃa porque estaban hablando entre ellos. Yo me levante de la mesa.
-Sé que no lo hubiera querido, pero yo no elegà quedarme huérfana. Quedarme sola.-
Faragonda levanto la
vista de sus papeles. Yo me marche de la mesa. Todos se habÃan quedado
callados. Rápidamente me metà en mi habitación y me quede tras la puerta
sentada en el suelo. Al rato me venció el sueño y me tuve que asear y
meterme en la cama. Me quede dormida abrazada a un portarretratos
blanco. En el estábamos mi madre y yo cuando era un bebe.
"No sentÃa ni frÃo ni calor, no estaba triste, mucho menos feliz, sentÃa esa presión en el pecho...me sentia vacÃa.....otra vez"
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